El modelo de la mochila es uno de los diversos modelos culturales que „[…] explica los valores y patrones de pensamiento culturalmente anclados, así como sus artefactos, de una manera general -es decir, inicialmente no específica de una cultura-“ (Agha-Alikhani 2012, 102) de forma esquemáticamente simplificada.
Individual y situacional
Presenta la cultura como una ͵mochilaʹ. El individuo lleva sus conocimientos culturales en su equipaje personal, en el que se expresan simbÛlicamente sus propios antecedentes culturales, individuales y sociales. No es la cultura sino el propio individuo quien decide el manejo flexible y situacional del contenido de la „mochila cultural“ (Roth 2011, 20). El contenido de la mochila puede ampliarse a lo largo de la vida y con las experiencias crecientes, en el sentido de que el individuo puede adoptar valores y actitudes más allá de los elementos estandarizados de una cultura que son más afines a una cultura extranjera (cf. ibíd.). El modelo intenta explicar metafóricamente la „complejidad cultural de la sociedad de una forma que sea fiel a la vida y lo más auténtica posible“ (ibíd. 21) y ampliar los propios horizontes culturales concienciando sobre los supuestos del modelo.
Diferenciación del modelo del iceberg
La metáfora de la mochila es una evolución del modelo del iceberg de Hemingway (véase el modelo del iceberg de la cultura). Sigue basándose en la división en elementos culturales visibles e invisibles (cf. Roth 2011, 20). Estos artefactos visibles (apariencia externa, acciones, lenguaje, comportamiento) se denominan percepta, mientras que los elementos invisibles de la cultura (valores, normas y actitudes) se denominan concepta (Agha-Alikhani 2012, 102). La mochila cultural y su contenido son opacos, lo que significa que el equipamiento cultural, los concepta, solo se hacen visibles durante la comunicación intercultural intensiva.
Tamaño cambiante
La gran diferencia con el modelo del iceberg es que la cultura se considera una „cantidad cambiante“ (Roth 2011, 20) y cada nueva experiencia, cada nuevo encuentro y cada nueva situación influyen en nuestras acciones y, por tanto, enriquecen nuestras posesiones culturales. Mientras que la cultura en el modelo de la mochila se ve como un proceso abierto (apropiación y acción) (cf. ibíd.), la cultura en el modelo del iceberg se presenta como atemporal y unidimensional, lo que da la impresión de que los individuos están „determinados por su entorno cultural a la manera de una calle de sentido único“ (ibíd.) y corresponden a un retrato cultural estático. Sin embargo, ambos modelos no se contradicen. Al contrario, pueden relacionarse en determinados contextos multiculturales (cf. ibíd.). En tales confrontaciones, conviene relacionar el concepto estático de cultura del modelo iceberg, „que evoca acciones previsibles percibidas como ͵alemanasʹ, ͵rusasʹ o ͵japonesasʹ“ (ibíd. 21), con el concepto abierto de cultura del modelo mochila, „que [sin un retrato cultural fijo] reacciona con flexibilidad a las exigencias de la situación respectiva“ (ibíd.).
Literatura
Agha-Alikhani, Barbara (2012): Los modelos culturales. En: Barmeyer, Christoph (ed.): Taschenlexikon Interkulturalität. Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht, 102-104.
Roth, Juliane (2011): Eigene Kultur. En: Roth, Juliane/ Köck, Christoph (eds.): Interkulturelle Kompetenz. Manual para la educación de adultos. 2ª ed. revisada. Stuttgart: EduMedia, 19-21.