Un niño nace sin comprensión cultural, es decir, la „cultura“ es algo que hay que aprender. A través de contactos sociales, acontecimientos sociales, instituciones y un mundo materialmente influido, se desarrollan en el niño actitudes, valores y conceptos subjetivos. Este proceso de aprendizaje de la cultura (también llamado inculturación) convierte al individuo en un ser social que puede dominar inconscientemente los signos culturales de su entorno y comportarse adecuadamente. Se adoptan formas y decisiones culturales.
Sistema de orientación
La cultura es, pues, un sistema de orientación formador de identidad que se interioriza y deja de percibirse conscientemente. Al mismo tiempo, la identidad cultural es siempre también una identidad de grupo, ya que se remonta a la pertenencia a un determinado grupo cultural. Dado que el trato con la propia identidad es altamente emocional, en los encuentros interculturales es especialmente importante reflexionar sobre qué partes de la propia identidad son individuales y cuáles son culturales, aunque esto apenas pueda hacerse o sólo con dificultad en situaciones cotidianas (cf. EMIL 2006, 13 y ss.).
Valores y normas
En un entorno cultural extranjero, rápidamente se hace evidente que prevalecen otros valores y normas. Ya no es posible orientarse por las pautas culturales propias. Esto puede provocar una sensación de malestar e inseguridad. Sólo a través del encuentro con culturas diferentes se reflexiona sobre la propia identidad cultural y se toma conciencia de ella. El trato con culturas que representan otros valores y normas lleva a percibirlas como „extranjeras“ (cf. EMIL 2006, 15 y ss.).
La personalidad es el producto del posicionamiento en la propia cultura. En este contexto, es importante considerar la propia identidad cultural como algo cambiante, porque „las culturas no son jaulas y las personas no son sus prisioneros“ (EMIL 2006, 16). La identidad cultural está sujeta a cambios constantes, provocados por la confrontación con personas de otros círculos culturales. En la sociedad multicultural se habla, por tanto, de la formación de identidades multiculturales que tratan los bienes culturales situacional e individualmente (cf. EMIL 2006, 16 y ss.).
Interculturalidad – intercambio entre culturas
El término interculturalidad hace referencia a un proceso de intercambio entre diferentes culturas o entre personas o grupos con diferentes antecedentes culturales. En este contexto, la interculturalidad se refiere a grupos culturales tradicionalmente autocontenidos (cf. Irmer 2002, 11). Según Yousefi, la interculturalidad se refiere a „una teoría y una práctica, un[n] modo de comprensión, que se ocupa de la relación histórica y contemporánea de todas las áreas culturales y de las personas como sus portadoras.“ (Yousefi 2014, 25)
El encuentro de culturas que tienen valores, sistemas de significado y niveles de conocimiento diferentes está vinculado a la irritación, la sorpresa, la interacción y la seguridad en uno mismo. El prefijo inter significa „entre“ o „el uno con el otro“ y „se refiere al hecho de que algo nuevo surge en el proceso de intercambio“. (Barmeyer 2012, 81) A través de la comunicación intercultural, las personas que interactúan negocian nuevas reglas de comunicación y comportamiento que se caracterizan por un fuerte impulso. Solo cuando las personas que interactúan clasifican lo „propio“ y lo „ajeno“ como significativos, se producen situaciones de solapamiento cultural y surge la interculturalidad (cf. Barmeyer 2012, 82).
Comunicación intercultural
En situaciones de comunicación, el aspecto de la interculturalidad puede servir de recordatorio para no considerar a las personas desvinculadas de su entorno cultural, sino como pertenecientes a un determinado grupo o colectivo de personas. Sin embargo, debe evitarse culturizar a los interlocutores de la comunicación, es decir, atribuirles características específicas debido a su origen cultural (cf. Wiechelmann 2013, 331).
Puentes de contacto
Trans-, inter- y multiculturalismo
Aunque los términos trans-, inter- y multiculturalismo se utilizan a menudo como sinónimos, su significado no es idéntico. Según Yousefi, estas tres teorías „tienen un parentesco interno a pesar de las obvias diferencias[ ]“ (Yousefi 2014, 25). La interculturalidad es el vínculo entre la transculturalidad y la multiculturalidad.
La multiculturalidad defiende la coexistencia de personas de orígenes, situaciones vitales y modos de vida culturales diferentes en una sociedad. Supone la existencia de culturas claramente diferentes y homogéneas. La transculturalidad, en cambio, significa que no hay culturas homogéneas, sino sólo híbridos culturales con distintos grados de distinción. „Las culturas están interconectadas a través de la migración, los sistemas de comunicación y las interdependencias económicas“ (Irmer 2022, 12). Ya no se tienen en cuenta las fronteras nacionales. La transculturalidad representa una cultura global interdependiente que vincula todas las culturas nacionales (cf. Irmer 2002, 11 y ss.). El concepto de hiperculturalidad es nuevo.
También apasionante: el modelo cebolla de la cultura.
Literatura
Barmeyer, Christoph (2012): Taschenlexikon Interkulturalität. Göttingen: Vandenhoeck & Ruprecht.
European Modular Programme for Intercultural Learning in Teacher Education EMIL 2006. Intercultural Competence in Primary Schools. http://www.emil.ikk.lmu.de/deutch/ Handbuch-EMIL-Volltext.pdf [15.03.2017].
Irmer, Marion (2002): Juego y aprendizaje intercultural. Soluciones prácticas. Kissing: WEKA Media.
Wiechelmann, Sarah (2013): ¿Fue un malentendido intercultural? Sobre el peligro de perder de vista a la persona por culpa de la cultura. En: Kumbier, Dagmar/ Schulz von Thun, Friedemann (eds.): Interkulturelle Kommunikation. Methods, Models, Examples. 6 ed. Reinbek bei Hamburg: Rowohlt Verlag, 323-335.
Yousefi, Hamid Reza (2014): Conceptos básicos de comunicación intercultural. Múnich: UVK.